Cuando el ser humano evoluciona del nomadismo paleolítico al sedentarismo agrícola, el valle del Manzanares fue elegido como morada de asentamientos, tal y como prueban los restos de pequeños poblados y necrópolis encontrados en la margen derecha del río.
En la edad de los metales comienzan las fundiciones del cobre y el comienzo de los intercambios comerciales. Durante la Edad del Bronce el desarrollo social generó la aparición de los primeros poblados de cabañas, con el consiguiente cultivo de los campos cercanos.
En la Edad del Hierro, se sigue constatando la población de Carabanchel, con la presencia de fondos de cabaña y abundantes restos asociados, que culminan con los vestigios de poblados del periodo conocido como Cogotas-ll. Prácticamente sin solución de continuidad, se ha confirmado la presencia de restos asociados a tribus carpetanas en varios yacimientos. Al comienzo de la romanización, el sector presentaba ya una serie de asentamientos permanentes.
Pero la romanización carabanchelera, debido una vez más a la importancia de los yacimientos arqueológicos hallados, constituirá una sección específica en la apasionante historia de nuestro barrio.