Piezas Romanas en Carabanchel

El principal hallazgo arqueológico encontrado en la Quinta de los Condes de Montijo es el famoso Mosaico de la Villa de Carabanchel.

El mosaico, que en su parte principal era un cuadrado de aproximadamente cuatro metros de lado, estaba probablemente situado en el comedor (triclinium) de la casa. Aparte de una limpieza reciente, ha sido sometido al menos a una restauración, encargada por la condesa de Montijo en 186.

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Actualmente se encuentra en el Museo Municipal, dividido en tres fragmentos. Se representan alegorías de las cuatro estaciones en los medallones de los vértices, y probablemente una escena con tema dionisíaco en el centro.

Las estaciones suelen representarse mediante bustos femeninos portando atributos en la cabeza (la primavera con corona o diadema floral, el verano con espigas en lugar de flores, el otoño con hojas de parra o racimos de uva y el invierno con un velo o manto). El único vértice que se conserva completo, el superior derecho, corresponde al otoño con sus atributos de racimos de uva. Los medallones de los vértices inferior y superior izquierdo fueron restaurados en el siglo pasado utilizando los atributos correspondientes al otoño, posiblemente porque se tomó como modelo la única figura bien conservada.

Poco se conserva del cuadro central, la cabeza, el cuello y patas delanteras de un tigre o pantera, sujeto por un collar y conducido por una mano. Sin embargo, es razonable pensar, basándose en testimonios análogos, que la mano que guía a la pantera corresponde a Dionisos o a alguien de su cortejo.

Aunque en ocasiones la vinculación entre las estaciones y Dionisos sugieren un Dionisos cosmocrátor, que encarna el poder de la fertilidad, y del cual aquellas son servidoras, en este caso parece más bien que evocan la riqueza y la fertilidad asociada al discurrir del año en sus cuatro periodos

Detalle del mosaico: medallón superior derecho, que es el único completamente conservado

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Mujer morena que simboliza el otoño. De cabellos negros, rizados, su cabeza está coronada por pámpanos y tallas de vid, y a sus lados cuelgan racimos de uva. Viste túnica romana y adorna su garganta un collar de piedras verdes.

Además del mosaico, encontramos las siguientes piezas:

Minerva de Bronce

La Minerva de bronce se encontró junto al mosaico. Con casco beocio, peplos y pallium, le faltan las manos.

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Escultura de bronce de unos 8 cm de altura. Lleva casco beocio y cubre su ropa con peplo y pallium. Representa a Minerva, diosa romana asimilada de la Atenea griega, que formaba parte de la Triada Capitolina junto con Juno y Júpiter. Deidad protectora de la Ciudad de Roma, Minerva era la diosa de los artesanos y del trabajo industrial y simbolizaba la inteligen­cia y la sabiduría. Solía representarse cubierta con casco y con una lanza en la mano derecha. Fue hallada junto al mosaico, habiéndo sido documentada a partir de un grabado publicado en 1875.

La Cabeza de Asno Báquico

La Cabeza de Asno Báquico apareció, junto a un lazo formado por dos serpientes engarzadas, también en bronce, cerca del cementerio de Carabanchel. Se encuentra coronada de yedra y con una collera decorada con greca. Aunque está documentada en el Museo Arqueológico Nacional, se desconoce su paradero.

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En bronce, de unos 22 cm de longitud y 15 cm de altura. Coronada de yedra y con una collera decorada con greca. Encontrada cerca del cementerio de Carabanchel, proba­blemente decoraba el lecho de un “tricliniurn” o comedor de una villa romana. Sólo se conservo la cabeza, documentada por un grabado, sin embargo, su aspecto completo no sería muy diferente al reproducido, conservado en los Museos Vaticanos.

Yacimiento por Descubrir

En Carabanchel, y en especial en toda esta zona, cada vez que se excava se descubre algo. Y así ha sucedido cuando se construyó la cárcel, en las obras de la estación del Metro de Eugenia de Montijo y en excavaciones realizadas entorno a la Iglesia (o Ermita) de Santa María la Antigua.

Como muestra sirva esta artículo ya publicado en internet, en 1999, al respecto:

http://elpais.com/diario/1999/09/02/madrid/936271463_850215.html

Fuentes:

  • LAS VILLAS ROMANAS DE MADRID

    Madrid en Epoca Romana

Publicaciones Municipales

http://www.memoriademadrid.es/buscador.php?accion=VerFicha&id=116599&num_id=1&num_total=1

  • Carabanchel, un Distrito con Historia, José María Sánchez Molledo

 

Villa Romana de Carabanchel

Roma es la cuna más importante de nuestra civilización y como no podía ser de otra manera, nuestro barrio fue Villa romana.

La presencia romana se documenta en la Carpetania desde el año 200 a.C. con enfrentamientos entre los indígenas y los destacamentos militares romanos. La organización imperial romana de las provincias de Hispania, realizada hacia el 16 a.C., divide el territorio carpetano, integrando a Madrid en la provincia Citerior y Conventus Caesaraugustanus. Esta población hispanorromana, de carácter disperso, se instala en el entorno del río buscando la bondad de los pastos y de los cultivos y trata de reflejar, si bien pálidamente, el refinamiento cultural y artístico en sus moradas, al estilo de la metrópoli de Roma: revisten sus viviendas con paredes de estuco decorado y suelos de mosaicos con escenas mitológicas y de los ciclos estacionales, las adornan con mobiliario y rica vajilla “sigillata” con decoración en relieve y representaciones de las divinidades romanas; al mismo tiempo dotan a esas viviendas de comodidades como el agua caliente o los depósitos de agua.

La actual provincia de Madrid no fue una región importante en época romana, como lo fueron el litoral mediterráneo, la Bética o la Lusitania. Su situación central en la Península la convertían en lugar de paso hacia regiones más ricas o más desarrolladas, pero sin que eso implicara el crecimiento de la zona.

No tenía ni muchos, ni grandes núcleos urbanos. La única población que mereció el título de municipio fue Complutum. El resto del territorio estaba dominado por algunos centros de población menores y, sobre todo, por explotaciones agropecuarias de diversa impor­tancia: las villas.

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Y la villa romana más importante de Madrid, según la riqueza sus yacimientos arqueológicos, fue como no, la Villa de Carabanchel, referencia en la historiografía sobre la romanización.

La Villa de Carabanchel se ubica en los actuales terrenos de la finca de los Montijo, la demolida y mítica cárcel y el cementerio (el cementerio pequeño, sito junto a la Ermita de Santa María la Antigua). Precisamente, qué casualidad, se ubica allá donde se encuentran los límites que separan Carabanchel Alto y Carabanchel Bajo.

La agricultura provocó el comienzo de las deforestaciones, configurándose un paisaje de cultivo de cereales, vid y olivo y pequeñas huertas junto a los arroyos.

En las próximas entradas nos ocuparemos de presentar los principales hallazgos encontrados, destacando el Mosaico de la Villa, que incluye un medallón totalmente conservado.

 

 

La Edad de los Metales en Carabanchel

Cuando el ser humano evoluciona del nomadismo paleolítico al sedentarismo agrícola, el valle del Manzanares fue elegido como morada de asentamientos, tal y como prueban los restos de pequeños poblados y necrópolis encontrados en la margen derecha del río.

En la edad de los metales comienzan las fundiciones del cobre y el comienzo de los intercambios comerciales. Durante la Edad del Bronce el desarrollo social generó la aparición de los primeros poblados de cabañas, con el consiguiente cultivo de los campos cercanos.

En la Edad del Hierro, se sigue constatando la población de Carabanchel, con la presencia de fondos de cabaña y abundantes restos asociados, que culminan con los vestigios de poblados del periodo conocido como Cogotas-ll. Prácticamente sin solución de continuidad, se ha confirmado la presencia de restos asociados a tribus carpetanas en varios yacimientos. Al comienzo de la romanización, el sector presentaba ya una serie de asentamientos permanentes.

Pero la romanización carabanchelera, debido una vez más a la importancia de los yacimientos arqueológicos hallados, constituirá una sección específica en la apasionante historia de nuestro barrio.

El Primer Hombre de Madrid fue Carabanchelero

No podía ser de otra manera. El molar de un niño de siete años, vecino de Carabanchel, es el primer vestigio humano hallado en la capital. Un neandertal u homo heidelbergensis  del pleistoceno medio. 150.000- 127.000 años. No sabemos a ciencia cierta si era de Arriba o de Abajo (Suso o Yuso, Alto o Bajo), pero todo parece indicar que fuera de Carabanchel Bajo, junto al Manzanares.

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Esta hipótesis la establecemos porque a partir de 1862 el geólogo madrileño Casiano del Prado, junto con sus colegas franceses Lartet y Verneuil, comienzan a constatar en la zona conocida como Terrazas de San Isidro la presencia de abundante industria litica asociada a pobladores que la habitaron hace unos 700.000 años.

Desde los primeros hallazgos en el siglo XIX, junto al cementerio de San Isidro, el número de sitios arqueológicos conocidos no ha hecho más que incrementarse, haciendo de Carabanchel una de las áreas paleolíticas más importantes de Europa.

Las terrazas formadas por el Manzanares en su erosión se convirtieron lugar propicio para el asentamiento del hombre prehistórico. Pequeños grupos de cazadores-recolectores nómadas habitaron Carabanchel desde el Paleolítico Inferior (hace 450.000 años).

La proximidad del Manzanares fue el sitio elegido, donde los cazadores esperaban la llegada de manadas de animales que acudían a abrevar para cazarlos.

En las investigaciones arqueológicas realizadas por Pérez Barradas y Obermaier, además de restos humanos, han aparecido útiles de sílex (mineral, variedad del cuarzo), como bibaces (herramienta de corte), raederas, hendidores, además de los animales mencionados en otra entrada anterior (véase mediante click en este enlace):

Carabanchel antes del Hombre

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Hoja de laurel solutrense

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Bifaz tipo lanceolado. Paleolítico inferior (240.000-150.000 años). San Isidro (Carabanchel).

Llegamos a la provincia de Madrid los primeros y creo que nos iremos los últimos. Así debe ser.

Fuentes:

  • Carabanchel, un Distrito con Historia, José María Sánchez Molledo
Museo de San Isidro. Los Orígenes de Madrid

Antropohistoria. Cuando Madrid no existía

Turismo por Madrid. Las Terrazas del Manzanares

Real Academia de la Historia

Carabanchel antes del Hombre

Carabanchel posee uno de los más importantes yacimientos de restos paleontológicos de la región, descubierto a raíz de la obras de Metro de Madrid en la estación de Carpetana, en marzo de 2008.

Los visitantes encontrarán numerosos ejemplos de la vida animal y vegetal del Madrid del Mioceno, el periodo comprendido entre 23 y 5 millones de años atrás.

Hace 14 millones de años, los habitantes de Madrid eran enormes mastodontes, rinocerontes, búfalos, osos-lobos, caballos primitivos, felinos, tortugas gigantes, jabalíes, grandes depredadores como lobos, zorros…

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La región era un reino poblado únicamente por especies animales y vegetales. El hombre no había aparecido aún sobre la faz de la tierra.

Grandes humedales, sabanas y praderas repletas de zonas boscosas eran el hábitat y los lugares en donde se alimentaban esos salvajes inquilinos del periodo del Mioceno medio, cuando el relieve de la región propiciaba una fauna de mamíferos digna de las grandes reservas africanas. Nuestra gran tierra carabanchelera fue una de estas zonas. Entiendo que también los osos-lobos saldrían entonces por el centro de Madrid, a dar una vueltecilla más que nada.

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Se han encontrado más de 15.000 restos con una antigüedad superior a los 14 millones de años. Entre estos hallazgos, destacan mandíbulas de caballo primitivo (Anchitherium), restos de Mastodontes (Gomphotherium angustidens), así como de Rinocerontes, rumiantes (cérvidos, bóvidos), tortugas gigantes y restos de carnívoros, generalmente menos abundantes.

También se han hallado varias piezas de una especie de lobo (Hemycion sansaniensis) e incluso restos abundantes (mandíbulas, caninos) de anficiónidos (Amphycion giganteus), predador y carroñero con una morfología intermedia entre oso y perro, que ocupaba la cima de la pirámide trófica en esta época en Madrid.

La instalación cuenta con una reconstrucción de los paleoambientes en los dos yacimientos verticales hallados durante las obras de la estación. Dos espacios, en un vestíbulo y a la entrada de dos ascensores, albergan dos paneles diferentes en los que se representan estos dos yacimientos recuperados.

El primero de los espacios, pegado a los torniquetes de una de las dos entradas, cuenta con un panel en vinilo con las imágenes que representan el paleoambiente existente cuando se formó el yacimiento 1, situado a 10 metros por debajo del yacimiento 2, y donde aparecieron numerosos restos, mayoritariamente correspondientes a mastodontes de la especie Gonphotherium angustidens. Las muestras de polen de ese nivel han proporcionado varios granos fósiles de sauces, álamos, robles, hayas y abetos.

Además, en esa misma zona expositiva, se ha incluido una reconstrucción en la que aparecen gonfoterios y un ciervo denominado Heteroprox con los ambientes, especies vegetales y biotopos existentes entonces en Carpetana, y que podemos conocer gracias a los fósiles de polen y animales recuperados en la excavación.

En el espacio 2, cercano a unos ascensores, se recrea el paleoambiente existente en Carpetana cuando se formó el yacimiento 2, hace aproximadamente 14 millones de años, y se encuentran representadas algunas faunas de las halladas en las excavaciones. Se representan el oso-perro, el oso-lobo, un felino en la parte superior de un árbol, una tortuga gigante, rinocerontes y un jabalí.

Este espacio cuenta con dos vitrinas en las que se ubican réplicas de restos fósiles que se han recuperado en la excavación de la estación, realizadas por el Laboratorio de Restauración y Moldeo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid. Entre ellas se encuentran las piezas más interesantes como la mandíbula de suido (jabalí primitivo), mandíbulas de rinoceronte, mandíbulas de oso-lobo, varias mandíbulas de anquiterios (pequeños caballos primitivos con tres dedos) y mandíbula de oso-perro.

En tercer lugar, junto a un acceso nuevo de la estación, se encuentra una reconstrucción casi a tamaño real de una de las especies emblemáticas del Mioceno madrileño: un gonfoterio o mastodonte, de gran tamaño y parecido con un elefante. El gonfoterio o mastodonte ha tenido presencia relevante en Carpetana, por haberse descubierto en la excavación de uno de los niveles fosilíferos existentes en la estación. Se ha realizado una reconstrucción del animal junto a dos réplicas de fósiles de mastodonte aparecidas en las excavaciones en Carpetana, una de un maxilar y otra de parte de una defensa.

Por último, a lo largo de los 45 metros del pasillo que conecta el nuevo acceso con el antiguo vestíbulo se ha diseñado una tira de cómic con un guión concreto que mediante una historia fantástica relaciona el Metro de hoy, con las obras y la ingeniería civil en la estación, y con la fauna aparecida en las excavaciones que vivió allí hace 13 y 14 millones de años.

Fuentes:

Madrid.Org

Metro de Madrid. Museos Suburbanos

Carabancheles a diferentes Alturas

Es a partir del siglo XV cuando se puede hablar de los dos Carabancheles: El de Suso o de Arriba (Alto) y el de Yuso o de Abajo (Bajo), determinando su ubicación en torno a las actuales Iglesias de San Pedro y de San Sebastián.

La diferente altitud de estas ubicaciones sobre el nivel del mar han determinado el nombre, estando el Alto (San Pedro) a 672 metros sobre el nivel del mar y el Bajo (San Sebastián) a 625 metros.

Por tanto, 47 metros de altitud separan los centros de los Carabancheles. Nosotros, los del Alto, no miramos a nadie por encima, a no ser que sea para ayudar a levantarle. Pero indudablemente, estamos más altos que nuestros vecinos.

Origen del Nombre de Carabanchel

Existen tres teorías sobre el nombre Carabanchel:

  1. Derivado de Caraban o Karavan por alusión a las carabanas de gentes de Madrid y de sus alrededores que por motivos preferentemente comerciales acudían a ambos poblados.
  2. Otro lo consideran derivado de tierra pedregosa o pedregal, como asiento propicio al cultivo del garbanzo y como corrupción al vocablo “garbanzal”, por ser frecuente y abundante en nuestras tierras el cultivo de dicha legumbre.
  3. Jaime Oliver Asín remonta el vocablo Carabanchel a “Carab”, aplicado al propietario o poseedor de tierras cultivables que son, en realidad, todas aquellas en las que ambos Carabancheles se enclavan.

Por tanto, sabemos que Carabanchel es parte fundamental del cocido madrileño. Pusimos los garbanzos. Toda una metáfora de la vida.